Paradores en Castilla-La Mancha
La red de Paradores en Castilla-La Mancha tiene algunos de los alojamientos mejor situados para disfrutar del entorno en el que se ubican, que suele ser extraordinario.
Los Paradores de Toledo tienen las mejores vistas de la ciudad imperial y el Parador de Cuenca ofrece el mejor mirador sobre las casas colgadas. Los Paradores en Ciudad Real nos ofrecen la posibilidad de visitar las Tablas de Daimiel y Cabañeros y en Sigüenza, podremos descubrir lo que es dormir en un auténtico castillo.
Descubre lo mejor de Castilla-La Mancha a través de sus 8 magníficos Paradores Nacionales de Turismo.
1. Parador de Toledo
Las mejores vistas de Toledo se tienen desde un cerro al sur de la ciudad, justamente donde se sitúa el Parador de Toledo, inaugurado en 1965 en una construcción de estilo toledano que sigue la sintonía de los “Cigarrales”, las casas populares de esta zona de Castilla-La Mancha.
Clasificado como uno de los mejores Paradores en Castilla-La Mancha, el edificio se extiende por la cima del cerro del emperador a través de dos plantas con porches y terrazas desde las que se tienen las mejores vistas de la Ciudad Imperial. También cuenta con un amplio jardín y piscina exterior abierta la temporada de verano.
El interior del Parador de Toledo sigue el estilo tradicional, fachadas de piedra con escaleras y barandillas de madera, y una decoración que combina el estilo mudéjar con toques más contemporáneos. Tiene 79 habitaciones, amplias y con mucha luz natural, algunas de las cuales tienen unas magníficas vistas de Toledo.
En el Parador de Toledo también podemos disfrutar de una experiencia gastronómica exclusiva con platos tradicionales de Castilla-la Mancha. Entre las especialidades del restaurante destacan la perdiz estofada a la toledana, las migas del pastor y las mejores recetas con carnes de caza.
2. Parador de Oropesa, Toledo
El primer Parador de Turismo que se instaló en un castillo fue el Parador de Oropesa, en la provincia de Toledo. Inaugurado en 1930 sobre el palacio de los Condes de Oropesa, ostenta el privilegio de ser el primer Parador Monumento que hubo en España.
El antiguo castillo son en realidad dos edificios construidos con varios siglos de diferencia. En su fachada destacan las altas murallas apoyadas en unas originales torres de vigilancia y una de ellas, la torre del Homenaje, es la única cuadrada de todo el complejo. También es uno de los Paradores en Castilla-La Mancha con piscina exterior.
En su interior cuenta con grandes salones y zonas de estar decorados con cuadros y elementos originales del antiguo palacio. El Parador de Oropesa tiene 48 habitaciones repartidas en varias categorías, la mayoría tienen muebles de estilo medieval y están bien equipadas para el viajero de hoy.
La historia de Toledo también se refleja en su gastronomía y el restaurante del Parador de Oropesa ha preparado una carta de recetas ancestrales que combina el sabor natural del queso manchego y la carne de caza con los dulces típicos de la Mancha.
3. Parador de Almagro, Ciudad Real
A 5 minutos de la plaza mayor de Almagro, en la provincia de Ciudad Real, se ubica el antiguo convento de Santa Catalina, que desde 1979 acoge al Parador de Turismo de Almagro.
El edificio fue utilizado por los monjes franciscanos desde el siglo XVI y en su interior, aún podemos encontrar detalles originales que mantienen el espíritu monacal para el que fue creado.
Uno de los lugares más especiales del Parador de Almagro es el Patio de las Higueras, uno de los 14 que tiene el Parador, que cuenta con elementos decorativos de tipo renacentista. Los salones del interior también tienen su historia, pues eran utilizados por los monjes como zonas de recreo, oración y trabajo.
El Parador de Almagro tiene 54 habitaciones dobles que, aún estando equipadas con todo tipo de comodidades, todavía transmiten esa sencillez que evoca la vida en un convento.
Siguiendo la ruta por los restaurantes de Paradores en Castilla-La Mancha, el de Almagro destaca por ser uno de los pocos lugares en dedicar unas jornadas gastronómicas a la berenjena. También ofrecen cenas fusionadas de productos típicos con un maridaje de vinos de la DO La Mancha y Valdepeñas.
4. Parador de Alarcón, Cuenca
Uno de los castillos más impresionantes y mejor conservados de la provincia de Cuenca es, desde hace más de 50 años, el fabuloso Parador de Alarcón.
El pueblo de Alarcón, además de estar situado en un enclave privilegiado, rodeado de naturaleza y ser uno de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha, también puede presumir de haber sido declarado Conjunto Histórico por la belleza de su entorno.
El interior del castillo conserva toda la esencia del estilo medieval que el Parador de Alarcón ha sabido conservar. Alojarse aquí es hacer vida en un auténtico castillo de la edad media. Sus magníficos salones con grandes lámparas y telas rojas y sus gruesos muros de piedra son realmente imponentes.
El Parador de Alarcón es pequeño, pues sólo tiene 14 habitaciones, seis de las cuales son de tipo superior y están decoradas con camas con dosel, por lo que dormir aquí siempre es un privilegio y vale la pena reservar con antelación.
La carta del restaurante del Parador, situado en la parte baja del castillo, sabe a Cuenca y a sus platos más típicos, cómo el morteruelo conquense, los quesos manchegos, la perdiz en escabeche y los dulces tradicionales de la zona.
5. Parador de Albacete
El Parador de Albacete fue inaugurado en 1970 como parte de la Red Nacional de Albergues que servía de alojamiento a los viajeros que circulaban por la entonces muy transitada N-301.
La finca en la que se ubica el parador es una quinta típica de la Mancha, en una zona apartada unos 3 km al sur de Albacete y rodeada por un muro que guarda toda la parcela, en la que se incluyen amplios jardines, una piscina exterior y un campo de Pitch & Putt de 9 hoyos.
El edificio es amplio y está compuesto por varias alas con largos pasillos que rodean un patio interior con jardín utilizado en algunas celebraciones de bodas y eventos que frecuentemente acoge el Parador de Albacete.
La decoración interior conserva el estilo típico de las fincas manchegas, con suelos de terracota, terrazas con porche y vigas de madera visibles en casi todas las estancias del hotel. El Parador de Albacete tiene 68 habitaciones que siguen el estilo anterior, siendo amplias, luminosas y con todas las comodidades necesarias para que la estancia sea de lo más agradable.
Todos los Paradores en Castilla-La Mancha destacan por disponer de restaurantes en los que degustar la gastronomía típica manchega y albaceteña. Aquí destacan los platos de caza con jabalí o perdiz, el pisto manchego y los grandes quesos de oveja que se pueden maridar con los vinos que ofrece la DO La Mancha.
6. Parador de Sigüenza, Guadalajara
En el cerro más alto de Sigüenza se alza un impresionante castillo del siglo XII que fue construido sobre un antiguo asentamiento romano. Eso nos indica que el actual Parador de Sigüenza es uno de los Paradores de Turismo con más siglos de historia entre sus muros.
El Castillo Parador de Sigüenza fue meticulosamente restaurado, casi desde las ruinas, en los años 70 para devolverle su esplendor original, cuando residieron aquí grandes personalidades de la época. El ambiente medieval, y una cuidada decoración acorde al estilo del castillo, se siente en todas las estancias de esta monumental fortaleza.
El Parador de Sigüenza tiene actualmente 81 habitaciones que han sido decoradas combinando elementos de estilo medieval con una moderna equipación que incluye todo lo necesario para las necesidades del viajero actual.
El magnífico restaurante del Parador, además de deleitarnos con platos elaborados con productos de la tierra, desde unos huevos fritos de corral a un asado de cabrito lechal, también ofrece cenas de temática medieval y participa activamente en las jornadas gastronómicas que cada otoño tienen a las setas cómo protagonista.
7. Parador de Cuenca
El Convento de San Pablo, situado en un risco sobre el río Huécar, ofrece una de las mejores panorámicas que podemos tener de las famosas casas colgadas de Cuenca y el puente de San Pablo. Y en una parte del edificio se ubica, desde 1993, el Parador de Cuenca, considerado unos de los Paradores más bonitos de España.
Como en todos los Paradores de Turismo que están situados en monumentos, la restauración del Parador de Cuenca se han cuidado todos detalle para conservar la esencia original del mismo. Entre los lugares con más encanto del hotel, destacan un precioso claustro acristalado en el patio interior y la capilla, hoy convertida en cafetería.
Es uno de los Paradores con piscina en Castilla-La Mancha y también dispone de pista de tenis, sauna y gimnasio para los que se quieren mantener en forma.
Las 63 habitaciones del Parador de Cuenca han sido decoradas siguiendo un estilo clásico pero renovado, creando un ambiente de comodidad y relax en las que no falta ningún detalle. Las habitaciones de categoría superior tienen vistas a las casas colgadas, otorgando un plus de exclusividad único en Cuenca.
El restaurante del Parador de Cuenca queda situado en un precioso salón que también era el antiguo comedor de los monjes. Los Paradores de Castilla-La Mancha siempre mantienen un nexo con la gastronomía local. La carta del restaurante ofrece platos tradicionales elaborados con productos de la tierra y adornados con un toque de vanguardia.
8. Parador de Manzanares, Ciudad Real
El origen del Parador de Manzanares, en Ciudad Real, es un albergue de carretera inaugurado en 1931 cómo parte del Circuito Nacional de Firmes (la red de carreteras de la época). Tiene el honor de ser el primer alojamiento dedicado a acoger a los automovilistas que empezaban a recorrer España en coche.
Las sucesivas renovaciones y ampliaciones han mejorado sustancialmente la imagen del Parador de Manzanares. Hoy en día es un moderno hotel de 4* situado en el lugar ideal para salir a visitar tres de los parques más bonitos de Castilla-La Mancha, Tablas de Daimiel, las Lagunas de Ruidera y el Parque Nacional de Cabañeros.
La fachada y el exterior del Parador tienen el carácter de las fincas manchegas en las que resaltan los balcones de madera aporchados de sus habitaciones que le otorgan un carácter tradicional. La finca también dispone de una gran zona ajardinada con piscina exterior.
Las 49 habitaciones del Parador de Manzanares son de estilo clásico, como el resto de salones del interior, con amplios ventanales que les aportan una gran luminosidad.
El restaurante del Parador es el lugar ideal para probar recetas tradicionales de la cocina regional y local. El pisto manchego, el asadillo de pimientos y las migas del pastor siempre están presentes en su carta. Una buena comida que podemos acompañar con algunos de los mejores con denominación de origen La Mancha.